Renting de Mercedes Clase V para particulares

Lo primero que sorprende es su diseño renovado, más elegante si cabe, que no deja indiferente con esa enorme entrada de aire que parece ensanchar y aplanar visualmente la carrocería. Aun siendo discreto en sus cambios respecto al modelo previo, el kit opcional AMG le confiere una presencia deportiva que fascina. La estampa lujosa lo diferencia sin dudas del resto de monovolúmenes. En la carretera, la versión Marcopolo, con esas comodidades de autocaravana y acabados premium, justifica cada euro de su inversión. Me ha impresionado especialmente los asientos con cojines de aire, que aseguran comodidad y un soporte insuperable en viajes largos.

Ahora bien, pese a que estoy a gusto con la modularidad y amplitud interior, que es lo que esperas de un vehículo de este calibre, en esta ocasión me centraré más en la experiencia de conducción. Hay que admitir que la capacidad de carga y la opción de hasta ocho plazas son aspectos muy convincentes, y el espacio de carga, que varía dependiendo de la versión escogida, es más que suficiente para cualquier aventura o necesidad logística.

Llegando a la conducción, el Clase V se comporta de forma impresionante en carretera. La nobleza y estabilidad del chasis son destacables; casi cuesta creer lo bien que se mantiene firme en el asfalto, incluso en tramos de curvas cerradas y carreteras secundarias. Y el nuevo sistema de transmisión garantiza suavidad y precisión, con cambios casi imperceptibles en el modo confort y una experiencia más enérgica en el deportivo.